El emprendedor tiene una meta en mente: lograr que su idea se convierta en un negocio exitoso y sirva de inspiración para otros. Pero ese mismo proceso de desarrollar la idea y mostrarla en muchos lugares hacen que el emprendedor no considere tomar espacios para descansar o tomar un respiro que le permita ver todo con una mayor perspectiva e incluso revisar si todos los pasos que está llevando a cabo están bien.
Cuando tenemos una idea y decidimos emprender con ella y hacerla un negocio, podemos elegir si permanecemos solos en este proceso o incorporamos a otras personas que puedan apoyarnos en este reto.
Cuando estamos emprendiendo, las emociones y los deseos de superación están presentes en todo lo que hacemos como una fuerza increíble que nos impulsa a seguir avanzando, pero cuando el emprendedor comienza a desarrollar su negocio sin ningún tipo de planificación, tanto él como su idea corren un grave peligro. Emprender y planificar son dos verbos que deben estar muy unidos en la mente de esos valientes que tomaron la decisión firme de luchar por su idea.
Emprender es una acción muy poderosa, si las personas que lo hacen, ejecutan las estrategias y las actividades necesarias para crecer y desarrollarse. Pero cuando se emprende no se puede pensar solo en el modelo de negocio (forma para monetizar o rentabilizar la idea) sino en el propósito del emprendedor con su entorno, es decir, con la comunidad, con su país e incluso con las otras personas que están en su mismo rubro.
Desde hace algunos años, el trabajo colaborativo y nómada se ha venido apoderando de muchos emprendedores de nuestra ciudad y debido a eso, empezaron a aparecer los primeros Coworking o espacios de trabajo colaborativo, lugares donde compartes espacios con otros emprendedores y así puedes diluir costos de oficinas dedicados para tu empresa, factor muy importante si es que estás empezando.
Cuando empezamos esta increíble aventura de emprender se nos presentan distintas personas, situaciones, ofertas, proyectos que debemos analizar con cuidado porque pueden perjudicarnos como emprendedores e incluso como personas.
Renunciar es una palabra que el mundo del emprendimiento tiene diversos significados, podemos hablar del momento cuando decidimos renunciar a nuestros empleos antes de iniciar la aventura de emprender o podemos estar hablando de renunciar a un modelo de trabajo con esquemas que no nos ayudan a desarrollar nuestro potencial, pero ¿Qué pasa cuando planteamos renunciar a ser emprendedores? ¿Qué sucede cuando por diversas situaciones nuestros estilos de vida no se ven recompensados por el trabajo que desarrollamos con nuestro emprendimiento? ¿Es ese el momento de rendirse y renunciar a lo que tanto trabajo nos ha llevado crear?
Emprender es una aventura increíble que tiene sus puntos altos y bajos. Cuando estamos emprendiendo se presentan distintas situaciones que pueden motivarnos pero que también pueden enviarnos al foso. Nuestras emociones están a “flor de piel” y todo lo que ocurre, sea bueno o malo, nos afecta.
Cuando decidimos convertirnos en emprendedores, la mayoría de las veces no lo hacemos simplemente por desafiar el estatus quo, o por llevar la contraria a lo que algunas personas esperan de nosotros, sino que buscamos respuestas a preguntas que pasean por nuestra mente relacionadas con nuestro futuro, nuestro tiempo y especialmente nuestra libertad.
Cuando decidimos ejecutar una idea y transformarla en una realidad tangible, generalmente, lo hacemos a través de una serie de etapas y aunque la idea original se nos haya ocurrido a nosotros casi siempre requerimos del apoyo de otras personas para llevarla a cabo.
|
Categorías
Todos
|