Renunciar es una palabra que el mundo del emprendimiento tiene diversos significados, podemos hablar del momento cuando decidimos renunciar a nuestros empleos antes de iniciar la aventura de emprender o podemos estar hablando de renunciar a un modelo de trabajo con esquemas que no nos ayudan a desarrollar nuestro potencial, pero ¿Qué pasa cuando planteamos renunciar a ser emprendedores? ¿Qué sucede cuando por diversas situaciones nuestros estilos de vida no se ven recompensados por el trabajo que desarrollamos con nuestro emprendimiento? ¿Es ese el momento de rendirse y renunciar a lo que tanto trabajo nos ha llevado crear?
Un emprendedor que empieza a hacerse estas preguntas es un emprendedor que está atravesando una situación difícil, un emprendedor que observa el mercado como un gigantesco océano pero que en ocasiones no cuenta con la fuerza necesaria para remar y en algunas ocasiones ni siquiera posee remos o un barco en el cual navegar. Aun así, es capaz de lanzarse al mar y ganar experiencia, buscar tesoros y oportunidades e ir construyendo por sí mismo lo necesario para llegar a su destino.
Es válido que los emprendedores pasen por el proceso de pensar si su idea es lo suficientemente redituable como para mantenerse luchando por ella hasta que empiece a generar los ingresos suficientes como para solucionar los problemas que pueda tener el emprendedor o el equipo. No es difícil observar a emprendedores que hacen una gran cantidad de sacrificios antes de obtener los resultados esperados, son muchas horas de trabajo, muchas experiencias alegres, pero también muchas experiencias difíciles donde si el emprendedor no posee suficiente inteligencia emocional y resiliencia para sobrellevar estas situaciones es muy probable que falle. Como podemos culpar a quienes acumulan deudas, sacrifican su tiempo con familiares y amigos, se enfrentan a una montaña de negativas antes de encontrar un sí y especialmente se enfrentan a un futuro totalmente incierto, porque un emprendimiento puede funcionar excelentemente, pero ¿Qué sucede si fracasa? Es cierto que nos queda el conocimiento, pero, ¿Es suficiente con eso? ¿Qué pasa con todo ese tiempo invertido en ese proyecto que no trascendió? Son muchas preguntas que los emprendedores nos hacemos cuando estamos en un punto de inflexión como el de decidir si nos rendimos o si seguimos adelante con nuestros emprendimientos. Renunciar a un emprendimiento no es tan sencillo como parece, primero está el apego emocional al proyecto y a los miembros del equipo y segundo y quizás más importante está la cuestión de renunciar a un estilo de vida, tus horarios, tus pautas, tus proyectos, tus clientes y especialmente tu libertad, paradójicamente los emprendedores podemos ser las personas que más trabajan pero los que al mismo tiempo nos sentimos más libres y esto es porque nosotros decidimos nuestro tiempo, nuestra oficina, nuestro equipo, entre muchas otras cosas. Hoy es un día más, puede que sea un día no tan bueno o quizás es un día maravillo, lo realmente importante es que solo tú eres capaz de decidir qué harás con tus 24 horas. No hay razón para apresurar las decisiones, escucha tu intuición, hay retos que son imposibles cumplir solos al igual que hay cosas imposibles de hacer en un determinado tiempo, 9 mamás no pueden hacer un bebé en un mes, en el mundo del emprendimiento funciona igual, dale tiempo al tiempo, deja que tu alma se calme, escucha música y luego decide, hoy puedes estar renunciando a algo maravilloso que solo necesita un poco más de tiempo. Aquí en Lima Emprende seguimos esperando más emprendedores como tú ¡No te rindas!
Por Jonathan Castro
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