Una persona muy inteligente dijo una vez “La necesidad es la madre de todas las invenciones” y tenía razón, la mayoría de las cosas que existen actualmente nacieron de la necesidad de una persona o un grupo de personas, las lavadoras existen porque las personas ya no deseaban lavar a mano, los autos porque era una necesidad moverse de una forma más óptima y así sucesivamente, sin embargo, Albert Einstein con esa frase no se refería a que la necesidad en si misma debía ser el motor del desarrollo.
Cuando emprendemos estamos tan enfocados en que el proyecto alcance el éxito, logre visibilidad en el mercado, captemos nuevos clientes o aliados que olvidamos que estamos en una etapa de vida que es única y además está llena de tanta diversidad y hasta de movimiento, porque vamos y estamos de aquí para allá, que todo se va juntando y va formando parte de nosotros, de nuestro conocimiento, de nuestra experiencia y hasta de nuestro “know how” porque haciendo todo esto y aprendemos mucho.
Cuando emprendemos iniciamos un camino de fortalecimiento de nuestra marca comercial, nuestros productos y servicios y nos enfocamos en desarrollar un plan de negocios que destaque y sea escalable, sin embargo, muchos emprendedores se olvidan de algo que es igual de importante que todo lo antes mencionado. Se trata de la marca personal, se trata de nosotros vendiéndonos como nosotros y siendo la mejor versión, en otras palabras, la marca personal es desarrollar la percepción que los demás tienen de nosotros aún cuando no estamos presentes.
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