Emprender es una acción muy poderosa, si las personas que lo hacen, ejecutan las estrategias y las actividades necesarias para crecer y desarrollarse. Pero cuando se emprende no se puede pensar solo en el modelo de negocio (forma para monetizar o rentabilizar la idea) sino en el propósito del emprendedor con su entorno, es decir, con la comunidad, con su país e incluso con las otras personas que están en su mismo rubro.
Renunciar es una palabra que el mundo del emprendimiento tiene diversos significados, podemos hablar del momento cuando decidimos renunciar a nuestros empleos antes de iniciar la aventura de emprender o podemos estar hablando de renunciar a un modelo de trabajo con esquemas que no nos ayudan a desarrollar nuestro potencial, pero ¿Qué pasa cuando planteamos renunciar a ser emprendedores? ¿Qué sucede cuando por diversas situaciones nuestros estilos de vida no se ven recompensados por el trabajo que desarrollamos con nuestro emprendimiento? ¿Es ese el momento de rendirse y renunciar a lo que tanto trabajo nos ha llevado crear?
Cuando decidimos convertirnos en emprendedores, la mayoría de las veces no lo hacemos simplemente por desafiar el estatus quo, o por llevar la contraria a lo que algunas personas esperan de nosotros, sino que buscamos respuestas a preguntas que pasean por nuestra mente relacionadas con nuestro futuro, nuestro tiempo y especialmente nuestra libertad.
Cuando decidimos ejecutar una idea y transformarla en una realidad tangible, generalmente, lo hacemos a través de una serie de etapas y aunque la idea original se nos haya ocurrido a nosotros casi siempre requerimos del apoyo de otras personas para llevarla a cabo.
Si eres emprendedor seguro has querido realizar una serie de actividades o tomar algunas acciones en áreas determinadas y alguna vez te has encontrado con limitantes como no poseer el dinero para iniciar, no contar con la maquinaria o la materia prima necesaria o simplemente no tener el conocimiento o el personal que requieres para un proyecto en específico. Si esto te ha pasado en algún momento de tu desarrollo como emprendedor no eres el único y la buena noticia es que a través de las alianzas estratégicas puedes alcanzar metas que de otra forma serían imposibles
Muchos emprendedores antes de dedicarse a tiempo completo a su negocio, tuvieron un empleo formal. Generalmente este empleo les brindó la oportunidad de ahorrar algo de dinero para comenzar, les otorgó el conocimiento en un área del mercado o los contactos para emprender.
Se habla de la motivación como esa fuerza interna que cada persona posee para desarrollar sus proyectos, sus actividades, para ejecutar los pasos que desea en su vida. Pero, cuántas veces, como emprendedores, no perdemos la motivación de seguir con nuestra idea. Cuántas veces has sentido que no debes seguir, sino enfocarte en otra actividad que te brinde “mayor estabilidad” como, por ejemplo, un empleo.
Cuando iniciamos un emprendimiento es común que estemos bastante enfocados en desarrollar la idea, en validar el producto y tener un plan de negocios que sea lo suficientemente viable para que el emprendimiento pase de ser una bonita idea a algo real. Una vez superada esa fase inicial de definición de la idea es necesario desarrollar estrategias para el posicionamiento de nuestra marca y que mejor recurso que las redes sociales.
Emprender es una aventura que te conectará con ideas, personas, proyectos, empresas y lugares increíbles; te permitirá reconectarte con tus talentos y tus pasiones, pero ¿Y el dinero?
Muchos emprendedores cuando empezamos esta increíble aventura de independizarnos y hacer realidad nuestra idea de negocio, convertimos nuestro hogar en nuestra oficina y si el espacio lo permite, hasta en nuestra sala de juntas y lugar favorito para recibir a los clientes.
|
Categorías
Todos
|